jueves, 30 de enero de 2014

devorada

Desnudó su pecho y apuñaló su corazón con la delicada sutileza de su sadomasoquista exitación. Se bebió su piel de mariposa herida y fusiló sus labios con el tormento ensangrentado. Los ojos de la pequeña amapola, jadeantes de dolor, acariciaban con dulzura a su no enamorado devorador, de infancia, de recuerdos, el surtidor de temor.

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